27 d’ag. 2012

Ego, me, mei


Una de las cuatro virtudes clásicas de occidente es la prudencia, es decir, actuar de forma justa, adecuada y cautelosa. Es cierto que, a veces, puede resultar dificil aplicarla en nuestras acciones cotidianas, en nuestro día a día, no obstante resulta del todo imprescindible que esté presente, es más, que se ponga en práctica siempre, en el ejercicio de las responsabilidades públicas. Pero esto parece tan sólo teoría cuando de lo que hablamos es de la gestión del síndic Barrera al frente del Conselh Generau d’Aran.
Nadie pone en duda la dificultad de gobernar en tiempos de crisis como los que vivimos, son necesarias grandes dotes de negociación y perseverancia, se debe contar con un equipo preparado y cohesionado capaz de hacer frente a las numerosas dificultades que van apareciendo en el camino. Pero, aunque así sea, la responsabilidad sobre los ciudadanos y ciudadanas y sobre la dignidad y rigor de la institución que se gobierna, deben estar por encima de cualquier otra cuestión partidista y egocéntrica. Eso si realmente se cree que la politica, la gestión pública, es la búsqueda del bien común.
Estos últimos días he podido comprobar como el Conselh Generau ha colocado en diferentes iglesias aranesas una placa con el texto: “El Mgfc. Sindic de Aran, sr. Carlos Barrera Sánchez, inauguró la iluminación ornamental de esta iglesia el día 28 de septiembre de 2012. Actuación financiada por la Fundación Endesa”. Puede sorprender que a finales de agosto ya esté colocada una placa con fecha de finales de septiembre, pero esto sería sólo la anécdota si no se posee toda la información al respecto.
A primeros de abril de 2011, en la anterior legislatura, el Conselh Generau, presidido por el sindic Boya, conseguía firmar un acuerdo de financiación con la Fundación Endesa de 66.000 euros para la iluminación de catorce iglesias del Valle de Arán, cumpliendo así con uno de los objetivos que el anterior equipo de gobierno en el Conselh se había marcado: la difusión y puesta en valor de nuestro patrimonio histórico y cultural.(Ver link)(http://www.conselharan.org/index.php?option=com_content&task=view&id=1192&Itemid=98). Más tarde, el 16 de junio, el ya entonces sindic en funciones F. Boya, presidió el acto de encendido de esta iluminación en la iglesia de San Félix de Vilac. (Ver Link) (http://www.conselharan.org/index.php?option=com_content&task=view&id=1215&Itemid=98)
Ahora, tras un año y tres meses del actual gobierno del Conselh Generau d’Aran, y tras un más que escaso y gris balance de sus acciones e iniciativas durante este período, el sindic Barrera se otorga el mérito de estas obras. Unas obras que han sido posibles gracias al trabajo de los técnicos y al empeño del anterior gobierno del Conselh, así como evidentemente a la Fundación Endesa. Quizás lo haga, quién sabe, para poder tachar algo de la lista de pendientes, aunque su gobierno no haya tenido nada qué ver y aunque eso suponga un flaco favor a la máxima institución aranesa, que debería estar por encima de los nombres.
Esperemos que, de la misma manera que el hábito no hace al monje, el tiempo que todo lo juzga, sea quien dé o quite razones. Aran y su gente bien lo merecen.

27 d’ag. 2012

Ego, me, mei


Una de las cuatro virtudes clásicas de occidente es la prudencia, es decir, actuar de forma justa, adecuada y cautelosa. Es cierto que, a veces, puede resultar dificil aplicarla en nuestras acciones cotidianas, en nuestro día a día, no obstante resulta del todo imprescindible que esté presente, es más, que se ponga en práctica siempre, en el ejercicio de las responsabilidades públicas. Pero esto parece tan sólo teoría cuando de lo que hablamos es de la gestión del síndic Barrera al frente del Conselh Generau d’Aran.
Nadie pone en duda la dificultad de gobernar en tiempos de crisis como los que vivimos, son necesarias grandes dotes de negociación y perseverancia, se debe contar con un equipo preparado y cohesionado capaz de hacer frente a las numerosas dificultades que van apareciendo en el camino. Pero, aunque así sea, la responsabilidad sobre los ciudadanos y ciudadanas y sobre la dignidad y rigor de la institución que se gobierna, deben estar por encima de cualquier otra cuestión partidista y egocéntrica. Eso si realmente se cree que la politica, la gestión pública, es la búsqueda del bien común.
Estos últimos días he podido comprobar como el Conselh Generau ha colocado en diferentes iglesias aranesas una placa con el texto: “El Mgfc. Sindic de Aran, sr. Carlos Barrera Sánchez, inauguró la iluminación ornamental de esta iglesia el día 28 de septiembre de 2012. Actuación financiada por la Fundación Endesa”. Puede sorprender que a finales de agosto ya esté colocada una placa con fecha de finales de septiembre, pero esto sería sólo la anécdota si no se posee toda la información al respecto.
A primeros de abril de 2011, en la anterior legislatura, el Conselh Generau, presidido por el sindic Boya, conseguía firmar un acuerdo de financiación con la Fundación Endesa de 66.000 euros para la iluminación de catorce iglesias del Valle de Arán, cumpliendo así con uno de los objetivos que el anterior equipo de gobierno en el Conselh se había marcado: la difusión y puesta en valor de nuestro patrimonio histórico y cultural.(Ver link)(http://www.conselharan.org/index.php?option=com_content&task=view&id=1192&Itemid=98). Más tarde, el 16 de junio, el ya entonces sindic en funciones F. Boya, presidió el acto de encendido de esta iluminación en la iglesia de San Félix de Vilac. (Ver Link) (http://www.conselharan.org/index.php?option=com_content&task=view&id=1215&Itemid=98)
Ahora, tras un año y tres meses del actual gobierno del Conselh Generau d’Aran, y tras un más que escaso y gris balance de sus acciones e iniciativas durante este período, el sindic Barrera se otorga el mérito de estas obras. Unas obras que han sido posibles gracias al trabajo de los técnicos y al empeño del anterior gobierno del Conselh, así como evidentemente a la Fundación Endesa. Quizás lo haga, quién sabe, para poder tachar algo de la lista de pendientes, aunque su gobierno no haya tenido nada qué ver y aunque eso suponga un flaco favor a la máxima institución aranesa, que debería estar por encima de los nombres.
Esperemos que, de la misma manera que el hábito no hace al monje, el tiempo que todo lo juzga, sea quien dé o quite razones. Aran y su gente bien lo merecen.